¿Qué
es la corrosión? |
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La
corrosión es definida
como el deterioro de un material
metálico a consecuencia de un ataque
químico por su entorno. Siempre
que la corrosión esté originada
por una reacción química, la velocidad
a la que tiene lugar dependerá en alguna
medida de la temperatura, la salinidad del fluido
y las propiedades de los metales en cuestión.
La corrosión que
habitualmente afecta a tuberías y maquinarias
es la corrosión húmeda, un proceso
electroquímico que necesita tres condiciones
para desarrollarse espontáneamente: ánodo,
cátodo y electrolito (solución
acuosa eléctricamente conductora). Si
alguno falta, la corrosión se detiene.
Estos tres elementos constituyen lo que se conoce
como pila galvánica o electroquímica.
La corrosión
se desarrolla en las zonas anódicas,
mientras que las catódicas permanecen siempre
inalteradas. La corrosión será
tanto
mayor cuanto mayor sea la conductividad del electrolito.
En un agua salina, que tiene una conductividad
alta, cualquier proceso corrosivo se verá
incrementado en actividad y en velocidad. Un agua
dulce será poco conductora, por lo que
la corrosión será más lenta
y menos activa en relación al primer caso.
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Causas habituales de la corrosión
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Las superficies metálicas habitualmente
forman zonas propensas a corroerse
(zonas anódicas) debido a varios factores,
entre ellos:
• Deformación
del metal: cambios en la estructura
cristalina del metal, causados por calor, bruscas
diferencias térmicas, efectos mecánicos,
grietas y fisuras por fatiga, etc. La sección
deformada tiende a ser corroída (zona anódica)
frente a las zonas intactas que no se corroen.
La corriente galvánica producida entre
ambos se incrementa o disminuye proporcionalmente
de acuerdo a la salinidad del fluido que los rodea.
• Contacto
de dos metales diferentes: debido
a diferencias en sus potenciales de reducción,
el metal más activo sufrirá corrosión
frente al metal más noble, que se mantiene
intacto. La corriente galvánica se
incrementa o disminuye de acuerdo a la salinidad
del fluido (electrolito).
• Corrosión
por efecto Evans (influencia de las incrustaciones):
un sedimento sobre una superficie metálica
origina una zona anódica justamente debajo
del depósito, donde la concentración
de oxígeno es muy pequeña, en comparación
con la periferia. Diferencias en las concentraciones
de oxígeno se originan con gran facilidad
cuando tienen lugar procesos de incrustación
de sales.
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Incrustaciones y salinidad, facilitadores de la
corrosión
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Tanto la presencia de sales disueltas en el fluido,
como la formación de incrustaciones sólidas
sobre superficies metálicas, son factores
que incrementan la velocidad e intensidad
de los procesos corrosivos, y éstos constituyen
otro eje central al que apunta
la eficacia del equipo IONIS.
Al disminuir la salinidad
del fluido, y al detener e inhibir las incrustaciones
naturales en tuberías, circuitos y maquinarias,
IONIS detiene
los procesos de corrosión en todo el circuito,
o bien (dependiendo del estado puntual de las
instalaciones en cuestión) ralenta significativamente
la velocidad con que se producen dichos procesos
de corrosión.
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